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Este Hombre intentó grabar fantasmas y sorprendió a su novia siendo infiel
Un australiano de 38 años desde hace meses sospechaba que su casa se
registraban una presunta serie de extraños fenómenos paranormales, que
incluían ruidos extraños y objetos que cambiaban de lugar. Sospechando
que se trataba de presuntas psicofonías y presencias espectrales instaló
una cámara de video, oculta subrepticiamente en una alacena de la
cocina. Su idea era dejar la cámara grabando toda la noche y revisar
todo el material al día siguiente, en busca de una posible prueba de una
presencia del Mas Allá.
Inspirado en la exitosa saga cinematográfica Actividad Paranormal,
instaló cámaras de seguridad en interior de las habitaciones de su casa
para ver si podía captar un fantasma.
Tras dejar la cámara oculta y encendida en la cocina, el sujeto se
fue a dormir y revisó todo el material grabado en la mañana. La emoción
lo embargaba, pues íntimamente esperaba que quizás el lente del aparato
hubiera captado a seres etéreos o provenientes de otra dimensión. Sin
embargo, lo que la cámara había captado era algo terrenal, quizás
demasiado terrenal. Las imágenes mostraban a su propia novia -con quien
mantenía ya 11 años de relación amorosa-, manteniendo encendidas
relaciones sexuales con un joven.
Pero, como si este hecho no bastara, faltaba lo más terrible. Tras
seguir contemplado la tórrida escena, el hombre descubrió que el amante
que estaba con su novia era su propio hijo, un adolescente de 16 años
que siempre había mantenido una relación supuestamente normal con su
madrastra.
Tras enfrentar a los dos amantes y llamar a la policía, comenzaron
las explicaciones. La novia-madrastra adujo que toda la escena había
comenzado sin querer, después que ella y su hijastro comenzaran a hablar
sobre el permiso de conducir del joven. De la plática habían pasado a
las risas, de las risas a los abrazos, de los abrazos a los besos, y de
los besos al contacto íntimo.
Sin embargo, durante el juicio la verdad salió completamente a la
luz. El joven contó que no sólo había tenido sexo tres veces con su
madrastra en la casa de su padre, sino que también se habían visto
durante 6 días seguidos en un motel parejero.
La mujer ahora arriesga una pena de cárcel de 8 años, ya que la ley
australiana establece que la edad mínima para tener sexo consentido es
de 18 años, normativa que ella dijo desconocer. El frustrado
cazafantasmas, en tanto, regresó con su ingrato hijo a su hogar,
decidido a darle un implacable correctivo y maldiciendo quizás aquel
viejo y sabio refrán que dice que el que busca, encuentra.
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